lunes, 9 de julio de 2007

México: diamante en bruto. ¿Qué nos depara el destino?

La selección nacional se encuentra en semifinales, tras enfrentar el día de ayer a los paraguayos y darles una goliza.

Después del balance de la Copa de Oro, era difícil ver un futuro para los seleccionados, ni el mismo técnico se atrevía a visualizar al equipo en las semifinales… pero el panorama es totalmente distinto ahora.

Sin embargo, el “trabajo de pizarrón” empieza a bosquejarse en la cancha, las individualidades ya se funden con el trabajo de grupo y la directiva tiene los ojos puestos en las jugadas más que en las fallas arbitrales…

¿Habrá sido el impacto de lo frustrante de la Copa de Oro? ¿Habrá sido la desaparición de elementos poco interesados en el equipo mexicano? ¿O simplemente la tensa clama de la brisa calurosa de Venezuela?

Aún cuando no podemos presumir que el triunfo de México se haya debido sólo a su excelencia futbolística, el técnico y los jugadores han logrado dos posturas positivas:

  • La primera, buscar un juego de conjunto, un trabajo de equipo que denota cohesión, aunque le falta precisión y contundencia.
  • La segunda (y muy importante), erradicar el conformismo… ante un rival debilitado por las circunstancias, presionado por las expectativas y oprimido por el bochornoso clima, la selección supo aprovechar las ventajas y rematar no con uno, ni dos ni tres… sino SEIS goles, para el festejo de la tribuna. Dos de ellos gracias a la actitud guerrera de los delanteros y la falla de la defensa que no tuvo más que taclear al ofensor. Los otros cuatro, maravillosas muestras del potencial de cada uno de los jugadores.

La brillantez y creatividad de Castillo es contundente; la incansable lucha de Guardado es imprescindible; la experiencia y concentración de Oswaldo, definitiva; y el inesperado tino de Arce, sorprendente.

Las expectativas son muchas, el cuadro presentado en los últimos juegos por Hugo Sánchez ha tenido una mejor organización y apunta a una consolidación de equipo base.

El técnico y los jugadores confían en su buen juego y el entendimiento en la cancha, la pregunta no es si tenemos con qué, sino si la estrategia será adecuada y suficiente para vencer a uno de los favoritos de todos los tiempos: Argentina.

¿Qué nos depara el destino?

La selección subveinte viene empujando con fuerza y la mayor no puede quedarse atrás… al interior del equipo hay mucho que demostrar para ganarse la titularidad con Hugo y por otro lado se tiene el orgullo y el prejuicio de un juego victorioso que plantea claroscuros.

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